Ser
inteligente no significa necesariamente ser sabio. La sabiduría, según la Real
Academia de la Lengua Española, ES el grado más
alto del conocimiento.
También
es la habilidad de una persona para emitir juicios certeros, basados
precisamente en ese conocimiento y en su propia experiencia. Pero, ¿sabemos distinguir a
los que son de los que no son?
Adam
Grant, uno de los más destacados
investigadores en dinámica organizacional y management del mundo. Para este profesor son seis las cualidades que debe tener toda persona sabia:
- No esperes a ser mayor e inteligente. Aunque la sabiduría siempre se ha asociado a la vejez, en realidad, el número de experiencias que uno haya tenido en la vida tiene poco que ver con la calidad de éstas. Un joven de 25 años puede haber experimentado muchas más cosas que una persona de 50, y ser más sabio. La sabiduría no surge de la experiencia en sí, sino más bien de la reflexión que hagamos de estas experiencias, y las lecciones que hayamos aprendido de éstas. Según un estudio del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano y la Educación, la inteligencia sólo es responsable del 2% de la sabiduría.
- Observa el mundo en tonos de grises, no en blanco y negro. Los sabios son especialistas en lo que el experto en estrategia Roger Martin llama el “pensamiento integrador”: la capacidad para mantener dos ideas diametralmente opuestas en sus cabezas, y saber conciliar éstas en cada situación. Una persona sabia, ante una pregunta difícil, jamás contesta con afirmaciones del tipo “es así, porque es así”: sólo ofrece afirmaciones rotundas si sabe argumentar éstas con la suficiente seguridad.
- Equilibra el interés propio y el bien común. Una habilidad que define a los sabios es la capacidad para mirar más allá de sus deseos personales. Como apunta el psicólogo Rober Sternberg –uno de los mayores expertos del tema– en su teoría sobre la sabiduría, “la sabiduría y el egocentrismo son incompatibles. Las personas que han llegado donde están sin tener en cuenta los intereses de otras personas o incluso frustrándolos activamente, no serán vistas como sabias”. Los sabios no creen que el mundo sea un lugar en el que se gane o se pierda: encuentran maneras de beneficiar a los demás que también les beneficien a ellos mismos.
- Cuestiona el statu quo. Las personas sabias suelen cuestionar las normas. Son rebeldes por naturaleza. No en vano, la sabiduría implica estar siempre abierto a la crítica y no aceptar las cosas como son sólo porque “siempre han sido así”. Los sabios buscan siempre una manera mejor de hacer las cosas.
- Trata de comprender en lugar de juzgar. Por defecto, todos tenemos prejuicios. Valoramos con rapidez las acciones de los que nos rodean para poder meterlos en sencillas categorías de “bueno” y “malo”. Esto es así porque tenemos que formarnos una opinión sobre las personas con rapidez, y también es algo que hacen las personas sabias, a diferencia del resto, los sabios son capaces de elaborar este juicio primerizo teniendo en cuenta más variables, y lo cambian en cuanto es necesario. Se comportan más como detectives que como miembros de un jurado: tratan de comprender qué lleva a las personas a hacer lo que hacen, en vez de juzgarles con severidad teniendo en cuenta sólo lo que han hecho.
- Mantén tus objetivos por encima del placer. En otro estudio, Grant descubrió que las personas sabias no son más felices que sus compañeros, quizás porque la sabiduría requiere un pensamiento crítico y a largo plazo que no proporciona una satisfacción inmediata.
¿PARA QUÉ QUIERES ÉXITO Y RIQUEZA SI NO TIENES SALUD? SIN ELLA NO PUEDES HACER NADA..............VISITA:
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